Cómo Retener Mejor lo Leído
Cuando se lee de manera más bien lenta, se comprende menos lo leído. Esto se debe a que la mente tarda más en tener la información completa que entrega la frase. Así, cuando se llega al final del párrafo, probablemente se ha olvidado como empezaba. Con una lectura más rápida, la información de la frase o del párrafo llega rápidamente a la mente. Se comprende así en su totalidad el mensaje y se retiene más fácil.
Una persona con lectura lenta se habitúa a volver atrás una y otra vez para repasar lo leído. Además, su mente se condiciona a distraerse fácilmente. Un lector rápido, en cambio, nunca vuelve atrás.
Se aprende a leer el doble o el triple más rápido solamente haciéndose la disciplina de no volver atrás en lo leído. Esto obliga a aumentar la concentración. El resultado es que rápidamente se comprende más la lectura y que se va formando un nuevo hábito. Puedes colocar un papel que vaya cubriendo las líneas que vas leyendo para entrenarte en no releer.
Por otra parte, muchas personas se detienen largos minutos cuando no comprenden algo, sin saber que más adelante el autor explica ampliamente el tema. Siempre será más eficiente leer dos veces rápido que detenerse en una sola lectura lenta. Es mejor leer rápidamente algo aunque no se comprenda en su totalidad. Esta lectura permite darse cuenta de la estructura de ideas del autor, saber si algo se explica más adelante o no, conocer en qué terminan sus planteamientos. Luego, una segunda lectura, ya teniendo esa visión general, permitirá comprender bastante bien las ideas.
Cuando hay mucha información que llega a nuestras manos, conviene darles una lectura rápida aún cuando no se asimile en su totalidad. Pero te dará un conocimiento de la información que tienes a mano por si la necesitas más adelante. Cuando tengas que investigar o informarte de algo, podrás saber que tienes los datos y no perder el tiempo buscando .
Una persona con lectura lenta se habitúa a volver atrás una y otra vez para repasar lo leído. Además, su mente se condiciona a distraerse fácilmente. Un lector rápido, en cambio, nunca vuelve atrás.
Se aprende a leer el doble o el triple más rápido solamente haciéndose la disciplina de no volver atrás en lo leído. Esto obliga a aumentar la concentración. El resultado es que rápidamente se comprende más la lectura y que se va formando un nuevo hábito. Puedes colocar un papel que vaya cubriendo las líneas que vas leyendo para entrenarte en no releer.
Por otra parte, muchas personas se detienen largos minutos cuando no comprenden algo, sin saber que más adelante el autor explica ampliamente el tema. Siempre será más eficiente leer dos veces rápido que detenerse en una sola lectura lenta. Es mejor leer rápidamente algo aunque no se comprenda en su totalidad. Esta lectura permite darse cuenta de la estructura de ideas del autor, saber si algo se explica más adelante o no, conocer en qué terminan sus planteamientos. Luego, una segunda lectura, ya teniendo esa visión general, permitirá comprender bastante bien las ideas.
Cuando hay mucha información que llega a nuestras manos, conviene darles una lectura rápida aún cuando no se asimile en su totalidad. Pero te dará un conocimiento de la información que tienes a mano por si la necesitas más adelante. Cuando tengas que investigar o informarte de algo, podrás saber que tienes los datos y no perder el tiempo buscando .
Tomado de la Red
Un Mil Bendiciones y Una Más
Sol Monasterio
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