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sábado, 1 de febrero de 2014

LIBRO: Shambhala, la Resplandeciente. ROERICH NICOLAS, Escaneado

 



EXTRACTO DEL PROLOGO


“El 15 de junio de 2007 fui invitado por Joaquin Tamames y Jorge Carvajal, de la Fundación Ananta, a un peculiar viaje hacia tierras mongolas. Quisimos acompañar modestamente los pasos de Roerich y otros aventureros que más tarde fueron en búsqueda de la ciudad mítica. En una expedición de unas veinte personas partimos desde Madrid hacia Moscú dirección a Ulán Bator, en Mongolia. El primer día lo empezamos practicando un ayuno de 24 horas, una meditación grupal y unos asanas yóguicos que debían acomodar nuestros cuerpos a la dureza de la travesía.


Pronto partimos hacia las tierras montañosas de Altai y el majestuoso desierto del Gobi. Pasamos por Manzushir, subimos al monte Tsetseegün, en la región de Bogdkhan. Visitamos el templo budista de Manzshir y volamos en avioneta hacia Bayankhongor.


En el desierto dormíamos en las yurtas de los nómadas, en tiendas o simplemente al aire libre. Nos bañábamos en los ríos de agua helada y comíamos una rica comida que nos preparaba el equipo de la expedición. Llegamos hasta Tsagaan Aguy, “la cueva blanca”, donde tuvimos experiencias hermosas. Muy cerca de Bööntsaagan Nuur, “el lago de muchos blancos”, pudimos tocar unos camellos salvajes que lloraban ante el roce de nuestras manos.
Y todo eso hasta que por fin llegamos a Eech Hairhan, “La Montaña Madre”, visitando más tarde uno de los monasterios más antiguos de Mongolia, el Shankh’s Baruun Khuree, el cual en el siglo XVI tenía más de mil quinientos monjes, y hoy día no alberga más de treinta. Desde allí nos dirigimos a Karakorun para volver de nuevo a Ulán Bator.


En esta travesía, concluimos que el viaje a la mítica Shambhala era más bien un verdadero viaje interior hacia la más íntima esencia de lo humano. Quizás el Tercer Lama Panchen (1738-1780) lo expresó mejor en “La Guía a Shambhala” (del tibetano Sham-bha-la’i lam-yig). Este lama explicó que el viaje físico a Shambhala requería de muchas prácticas espirituales. Por lo tanto, el viaje a Shambhala era en realidad una búsqueda interior, la persecución de un ideal humano.


Sea como sea, el viaje hacia los mitos siempre enriquece a la antropología y, especialmente, a los buscadores que emprenden cualquier camino con tal de reencontrarse con las profundas leyendas que configuran el espíritu de nuestra raza. Roerich nos presenta en este librito parte de ese espíritu, y nosotros, aventureros y buscadores incansables del reino de la verdad, ofrecemos este manuscrito para revivir en nuestras carnes la aventura de ir siempre más allá. Que el reino de Shambhala y su leyenda ilumine nuestro viaje”.


Fuente:  
 http://creandoutopias.net/2011/06/11/shambhala-la-resplandeciente/


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Un Mil Bendiciones y Una Más
Sol Monasterio

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