La Leyenda de Wesak
El Festival Wesak se celebra en reconocimiento de un acontecimiento viviente actual. Se lleva a cabo anualmente, en el momento del plenilunio de Tauro, en el que se trasmite a la Tierra la bendición de Dios, por intermedio de Buda y de Su hermano, el Cristo.
Paralelamente al acontecimiento espiritual interno tiene lugar la ceremonia física externa, en un pequeño valle del Tibet, en los Himalayas. El sueño, leyenda o acontecimiento puede ser descripto como sigue: Existe un valle, situado al pie de los Himalayas tibetanos, a una altura bastante elevada, rodeada por montañas excepto hacia el noreste, donde existe una estrecha abertura. El valle tiene forma de botella con el cuello hacia el noreste, abriéndose hacia el sur. En el extremo norte cerca de la abertura hay una gran roca plana. No hay árboles ni arbustos en el valle, está cubierto de una alfombra de pasto duro. Las laderas de las montañas sí se encuentran tachonadas de árboles.
En el momento del plenilunio de Tauro comienzan a llegar peregrinos, hombres santos y lamas que se acercan ocupando la parte sur y central, dejando el extremo noreste relativamente libre. Allí según reza la leyenda, se congrega un grupo de Grandes Seres que son en la Tierra, los custodios del Plan de Dios para nuestro planeta y para la humanidad. Con su sabiduría, amor y conocimiento forman una muralla protectora para nuestra raza, tratando de guiarnos de la oscuridad a la luz, de lo irreal a lo real, y de la muerte a la inmortalidad. Este grupo de conocedores de la divinidad, se sitúa en el confín del valle en círculos concéntricos, de acuerdo al grado de desarrollo iniciático, preparándose para un gran Acto de Servicio.
Delante de la roca mirando hacia el noreste, se hallan en niveles etéricos, esos Seres denominados “los Tres Grandes Señores”: el Cristo, que se sitúa en el centro; el Señor de las formas vivientes, el Manú, que se sitúa a la derecha; y el Señor de la Civilización, el Maestro Rakoczi, que se halla a su izquierda. Sobre la roca descansa un cuenco de cristal lleno de agua.
Detrás del grupo de Maestros, Adeptos, iniciados y trabajadores avanzados en el Plan de Dios, se sitúan los discípulos y aspirantes del mundo en sus diversos grados y grupos, los que constituyen en esta época el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Algunos están presentes en cuerpo físico y llegan por medios comunes, otros se hallan presentes en sus cuerpos espirituales y en estado de sueño.
Al acercarse el momento de la Luna Llena, se produce una quietud entre la muchedumbre y todos miran hacia el noreste. A una señal dada, los Grandes Seres forman tres círculos concéntricos y empiezan a cantar. Cuando el cántico se ahonda y cobra más ritmo, los Visitantes etéricos se materializan y una figura gloriosa se torna visible en el centro de los círculos. Le llaman con varios nombres: Señor Maitreya, Bodhisattva, Cristo, Señor de la Paz y del Amor; es el Maestro de todos los Maestros que forman la Jerarquía planetaria para llevar a cabo la finalidad divina de este planeta.
El Cristo aparece vestido con un manto blanco puro, Su cabello le cae por los hombros en ondas. Tiene el Cetro de Poder en Su mano, que le diera el Anciano de los Días para esta ocasión. Ningún Maestro puede tocarlo salvo el Cristo, el Maestro de todos los Maestros. En cada extremo de este Cetro de Poder hay una gran empuñadura de diamante que irradia un aura azul y anaranjada de gran belleza. Los Iniciados que están en los tres círculos lo enfrentan en el centro, y cuando Él se torna más visible, todos Ellos se inclinan y cantan un mántram de salutación y afirmación.
Luego, estos círculos se convierten en un círculo solo y una cruz, en cuyo centro está el Cristo. Aquí nuevamente el cántico conmueve los corazones y las almas de los presentes, y descienden más alegría, paz y bendición sobre la muchedumbre.
El próximo movimiento es el triángulo dentro del círculo, en cuyo ápice está el Cristo. Está de pie cerca de la peña y coloca el Cetro de Poder sobre ella. En la peña el cuenco de cristal se ve con ornamentaciones doradas y guirnaldas de flores de loto cubren la roca y cuelgan de los rincones.
Después Ellos realizan otro movimiento que es un triángulo con tres óvalos que se entrelazan en el centro del mismo, donde está el Cristo. El movimiento siguiente es una estrella de seis puntas y luego la estrella del Cristo: el pentagrama o estrella de cinco puntas. Aquí el Cristo está en el ápice cerca de la peña; a su derecha el Manú, a su izquierda el Maestro Rakoczi, un Gran Ser en el centro y otros dos Grandes en las puntas inferiores de la estrella.
Después Ellos realizan otro movimiento que es un triángulo con tres óvalos que se entrelazan en el centro del mismo, donde está el Cristo. El movimiento siguiente es una estrella de seis puntas y luego la estrella del Cristo: el pentagrama o estrella de cinco puntas. Aquí el Cristo está en el ápice cerca de la peña; a su derecha el Manú, a su izquierda el Maestro Rakoczi, un Gran Ser en el centro y otros dos Grandes en las puntas inferiores de la estrella.
Están presentes los regentes de todos los tipos de energía: los Maestros Morya, Koot Humi, el Veneciano, Serapis, Hilarión, Jesús e Iniciados, discípulos y aspirantes espirituales; y aquí el cántico crea gran tensión en la muchedumbre y Cristo tomando el Cetro de Poder de la peña, lo levanta y dice:
” — Presto, Señor, ven…”
” — Presto, Señor, ven…”
Luego, pone nuevamente su Cetro de Poder sobre la peña durante unos pocos momentos antes de la Luna Llena, y los ojos de todos los presentes se vuelven hacia la peña. La expectación de la multitud aumenta y la tensión es mayor y crece constantemente. A través de la multitud parece sentirse un estímulo o vibración potente que tiene el efecto de despertar las almas de los presentes, fusionando y unificando al grupo, elevando a todos y realizándose un gran acto de demanda, ansia y expectativa espiritual. Es la culminación de la aspiración del mundo que se halla enfocada en este grupo expectante.
Pocos minutos antes de la hora exacta, en que tiene lugar el Plenilunio, se divisa a lo lejos un pequeño punto de luz en el cielo, que al acercarse se va transformando en un nítida silueta, que adquiere la forma de Buda sentado en su clásica posición de loto, envuelto en Su manto color azafrán, bañado en luz y color. Su mano derecha levantada en bendición. Cuando él llega a un punto sobre la peña, Cristo entona La Gran Invocación, y todos los presentes caen postrados tocando la Tierra con sus frentes.
Pocos minutos antes de la hora exacta, en que tiene lugar el Plenilunio, se divisa a lo lejos un pequeño punto de luz en el cielo, que al acercarse se va transformando en un nítida silueta, que adquiere la forma de Buda sentado en su clásica posición de loto, envuelto en Su manto color azafrán, bañado en luz y color. Su mano derecha levantada en bendición. Cuando él llega a un punto sobre la peña, Cristo entona La Gran Invocación, y todos los presentes caen postrados tocando la Tierra con sus frentes.
Esta Gran Invocación crea una corriente estupenda de energía que inunda los corazones de los aspirantes, discípulos e Iniciados, y llega a… Dios. Este es el momento más sagrado del año, el momento en que la humanidad y la divinidad toman contacto. En el momento exacto de la Luna Llena, el Buda pasa a Cristo la energía de primer rayo -Voluntad- que Cristo recibe y cambia en Voluntad al Bien.
Cristo es el gran celebrante, extiende Sus manos, toma el cuenco, lo alza sobre Su cabeza y luego lo pone de nuevo sobre la peña. Entonces, los Maestros cantan himnos sagrados y el Buda, el Gran Iluminado, después de bendecir a la muchedumbre desaparece lentamente en el espacio.
Todo el ceremonial de la bendición, desde que Buda aparece en la lejanía, hasta el momento en que desaparece, dura solo 8 minutos. El sacrificio anual que realiza Buda por la humanidad ha concluido, retornando nuevamente a ese alto lugar donde trabaja y espera.
Todo el ceremonial de la bendición, desde que Buda aparece en la lejanía, hasta el momento en que desaparece, dura solo 8 minutos. El sacrificio anual que realiza Buda por la humanidad ha concluido, retornando nuevamente a ese alto lugar donde trabaja y espera.
El Señor Buda posee su especial modalidad de energía que derrama al bendecir al mundo. Esta bendición es maravillosamente excepcional, por su autoridad y categoría, pues Buda tiene acceso a planos de la naturaleza que no se encuentran al alcance de la humanidad; y por lo tanto, puede trasmutar y transferir a nuestro plano la energía de planos superiores. Sin la mediación de Buda, esta energía no sería aprovechable pues su vibración es muy elevada y nos es imposible percibirla en los planos físico, emocional y mental. Así la energía que Buda difunde por su bendición, encuentra de esta manera, canales por donde circular, llevando aliento y paz a los capaces de recibirla.
Año tras año, Buda regresa para impartir Su bendición y tiene lugar la misma ceremonia. Cada año Él y Su hermano el Cristo, trabajan en íntima colaboración para beneficio espiritual de la humanidad. En estos dos grandes Hijos de Dios se han concentrado dos aspectos de la Vida Divina. A través del Buda fluye la Sabiduría de Dios, a través del Cristo el Amor de Dios se manifiesta a la humanidad, derramándose sobre ella en caso de la Luna Llena de Tauro.
En ese momento son posibles grandes expansiones de conciencia. Los discípulos e iniciados de todas partes pueden ser ayudados y estimulados espiritualmente, a fin de permitir al hombre, penetrar conscientemente en los misterios del Reino de Dios.
Siguiendo con la leyenda, cuando el Buda ha desaparecido, la multitud se pone de pie y Cristo distribuye el agua bendita a los Iniciados y a todos los que están presentes en el valle. Esta hermosa “ceremonia de la comunión del agua” nos insinúa simbólicamente , que la Nueva Era está ya sobre nosotros, la Era de Acuario, la del “Portador de Agua”. El agua magnetizada por la presencia de Buda y Cristo, contiene ciertas propiedades curativas. Después de la bendición, la multitud se dispersa silenciosamente, encaminándose hacia sus lugares de servicio.
Tal es la leyenda detrás de este Festival, y también, tal es la realidad si nos atrevemos a creerla y si nuestras mentes están suficientemente abiertas y nuestros corazones suficientemen- te expectantes, como para reconocer su posibilidad. Estas idea requiere que ajustemos algunas de nuestras más caras creencias. Pero, si puede ser captada y comprendida, surgirá en nuestra conciencia la posibilidad de que la raza sea consciente de su propia divinidad, pudiendo desarrollar una Ciencia de Acercamiento a las fuerzas de la Vida y verdades más profundas que aún se hallan ocultas.
Hombres y mujeres del mundo guiados al unísono por Buda, que trajo la luz a Oriente y por Cristo, que reveló la luz a Occidente, pueden demandar y evocar una bendición y revelación espiritual tan intensas que en un futuro inmediato se pueda demostrar lo que tanto aspira la humanidad: “paz en la Tierra y buena voluntad entre los hombres”. De esta manera podemos introducir una era de fraternidad y comprensión que permitirá al hombre disponer de más tiempo para que se dedique a buscar a Dios por sí mismo.
Texto: versión libre de varios autores: Alice A. Bailey, Torkom Saraydariam, C.W. Leadbeater
El Festival de Wesak es un Festival de Luna Llena universal, o planetario, para gentes de todas las creencias. Es un elevado punto de inspiración para el trabajo del año venidero. Todos pueden cooperar en la conciencia en este flujo singularmente disponible de energías espirituales. Todos pueden participar en la meditación y en el esfuerzo por expresar una hermandad práctica como forma de vida. El valor de semejante servicio grupal unido, en el alineamiento con el Cristo y el Buda y las Fuerzas de Iluminación, es obvio e inspirador. Mediante el empleo del mantram o plegaria mundial, la Gran Invocación, las energías disponibles pueden invocarse magnéticamente y ponerse, literalmente, al alcance de la conciencia humana:
LA GRAN INVOCACIÓN
Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que afluya luz a las mentes de los hombres;
Que la Luz descienda a la Tierra.
Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya amor a los corazones de los hombres;
Que Cristo retorne a la Tierra.
Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres;
El propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos la raza de los hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz
Y selle la puerta donde se halla el mal.
Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.
Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que afluya luz a las mentes de los hombres;
Que la Luz descienda a la Tierra.
Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya amor a los corazones de los hombres;
Que Cristo retorne a la Tierra.
Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres;
El propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos la raza de los hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz
Y selle la puerta donde se halla el mal.
Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.
Domingo 06 de Mayo de 2012 - 03:36 hs am GMT (Hora exacta)
"Ningún precio que se nos exija será demasiado elevado para ser útil a la Jerarquía en el momento de la Luna Llena de Tauro, el Festival Wesak; ningún precio es demasiado elevado para obtener la iluminación espiritual posible, particularmente en este momento."
Djwhal Khul
[ Lectura del Festival Wesak - 1987 ]
Reunión de Meditación de la Luna Llena de Tauro - 1987
FESTIVAL DE WESAK
Nota clave: "Veo, y cuando el ojo está abierto todo se ilumina"
Se nos dice que la Fiesta de Wesak es la conmemoración de la luna llena de Tauro, cuando Buda, procedente de Shamballa, da Su bendición al Cristo quien la trasmite a la Humanidad a través de la Jerarquía. Es una acción común entre el Buda y el Cristo: Buda trasmite la potente energía al Cristo, centro cardíaco de toda la Jerarquía de nuestro planeta, quien la recoge y la pone en acción. La Humanidad participa en ello prestando su cooperación por medio de una intensa receptividad. Este acto solemne es para los hombres un ejemplo de colaboración espiritual y un modelo que nosotros podemos aplicar en nuestras actividades terrestres.
Una tradición muy antigua cuenta que el Buda, tras un período de éxtasis tomó en Su corazón la decisión de volver una vez al año, para acordar a la tierra Su bendición. Esto se produce en cada Fiesta de Wesak y es por esta razón que tal Fiesta tiene tanta importancia para todos aquéllos que lo saben. Durante Wesak, la Jerarquía se encuentra tan próxima a la Humanidad que, a veces, es posible obtener contacto con los Maestros. El Tibetano nos dice que Él se encuentra mucho más disponible para sus discípulos en ese momento, pudiendo entonces dar una enseñanza personal concerniendo la iniciación, la relación de grupo o el grado de eficacia de las formas mentales del grupo.
Cada año, la Fiesta de Wesak hace un llamado al esfuerzo concentrado para la obtención de la unidad de grupo y, este esfuerzo, crea la posibilidad de contactos excepcionales, los cuales permiten registrar mejor las reacciones. En el corazón de esta ceremonia, en los planos internos, se produce el brillo de un rayo de luz extraplanetaria para nuestro planeta Tierra y que el Cristo, que se encuentra en el corazón de nuestra Jerarquía Planetaria, recibe. Este servicio tiene, como motivo básico, una intensificación de las vibraciones rítmicas par la entera Humanidad. El ritual trascurre según reglas bien establecidas.
"En los primeros contrafuertes del Himalaya, en la vertiente tibetana, existe un valle rodeado de altas montañas. En el momento de la luna llena de Mayo los peregrinos de los alrededores comienzan a reunirse; los hombres santos y los lamas entran en el valle en el que ocupan el Sur y el centro para desalojar lo más posible el Noreste. Es allí donde, según la leyenda, se reúne un cierto número de esos Grandes Seres que son, aquí abajo, los custodios del Plan de Dios para nuestro planeta y para la humanidad. Estos conocedores de la Divinidad son los principales participantes en la Fiesta de Wesak. Ordenándose en círculos concéntricos en la parte Noreste del valle, se preparan para el cumplimiento de un importante acto de servicio. Delante de la roca y mirando hacia el Noreste se mantienen Aquéllos cuyos discípulos han llamado los Tres Grandes Señores. En el centro está el Cristo, a su derecha el Manu, Señor de las formas vivientes; a su izquierda, el Señor de la Civilización. Los tres se encuentran cara a la roda en la que reposa una gran copa de cristal llena de agua clara. Tras los Maestros, Adeptos, Iniciados y los más ancianos Servidores del Plan, vienen los discípulos y los aspirantes ordenados por grupos y según su rango y constituyendo actualmente el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo.
"A medida que se acerca la hora del plenilunio, la multitud se inmoviliza convergiendo sus miradas hacia el Noreste. Se operan ciertos movimientos rituales, durante los cuales los Maestros reunidos y sus discípulos, de todo rango, se acogen a ciertas posiciones simbólicas para componer, sobre el suelo del valle, algunas figuras como la estrella de cinco puntas, situándose el Cristo en el punto culminante; o bien un triángulo, con el Cristo en el ápice; o bien una cruz y otras combinaciones que son bien conocidas y que tienen una significación profunda. Todo se realiza con la entonación de ciertas palabras y frases esotéricas llamadas mantrams. La expectativa se intensifica y la tensión aumenta. La multitud parece estar sometida a una estimulación o vibración poderosas teniendo como efecto el despertar a las almas de los espectadores, uniéndolos en un todo coherente y elevándolos en un acto de fervor, de expectativa y de buena voluntad. La aspiración mundial, tal como se halla concentrada en ese grupo atento, alcanza entonces su punto culminante. Estas tres palabras: fervor, expectativa, buena voluntad son las que pueden describir mejor la atmósfera del valle,
"Los cantos y las evoluciones se aceleran; los participantes y la multitud vuelven sus miradas hacia el cielo en la dirección dónde el valle es más estrecho. Algunos minutos antes del momento exacto de la luna llena, un minúsculo punto aparece en el cielo. Se aproxima haciéndose más precisa y clara, pudiendo, finalmente, distinguir la silueta del Buda sentado: las piernas cruzadas, como de ordinario, vestido con su túnica color azafrán, rodeado de color y luz y con la mano levantada en un gesto de bendición. Cuando llega a un punto, exactamente sobre la roca, planeando sobre las cabezas de los Tres Grandes Señores, el Cristo entona un importante mantram, el cual es utilizado solamente una vez al año: en ocasión de esta Ceremonia y la multitud, que se encuentra en el valle, se prosterna con la frente tocando el suelo. Esta invocación engendra una corriente vibratoria de pensamiento, de tal intensidad, que se eleva del grupo de aspirantes, de discípulos y de iniciados hasta llegar a Dios mismo. La bendición divina desciende entonces hasta nosotros y el Cristo, representando a la humanidad, la recibe con el objetivo de asegurar su distribución."
Este año, la fiesta de Wesak representa para todos nosotros un recomienzo. Cada rebrote es como un nacimiento y provoca una intensificación de las actividades, produciéndose una concentración de fuerza, dando como resultado la dinámica grupal, la armonización, la unificación y el alineamiento, pudiendo así captar la corriente de fuerza que nos llega de los Hermanos en la luz y podríamos seguir este modelo:
1. Armonización.2. Comunidad.3. Unificación o Unidad.
Este triángulo de fuerzas dinámicas nos une a la fraternidad Blanca la cual puede, de esta manera, servirse de nosotros como puente para ayudar a nuestros hermanos, particularmente a aquéllos que se dirigen a nosotros.
El segundo paso nos pide reconocer y aceptar esta energía del Alma puesta a nuestra disposición. El tercer paso es entonces un impulso intensificado del trabajo de grupo. Esta lección nos enseña, por otra parte, que no debemos esperar a que todos los miembros del grupo sean discípulos aceptados si no que, a despecho de esto, todos ellos son miembros del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo y que cada uno tiene su propia relación con el Cristo, el Maestro de todos los Maestros, hombres y ángeles.
La luna llena de Tauro representa siempre la oportunidad del momento presente, en tanto que:
1. revelador de la visión,
2. el ojo que percibe la divinidad inmanente,
3. como dispensador de iluminación: lo que el presente tiene en reserva y lo que está previsto acordar.
Por la meditación nos abrimos a la continua corriente de energías superiores, las cuales nos muestran la dirección y la meta. Por el estudio ampliamos el horizonte infinito de nuestro conocimiento sobre el plano mental. Aquí nos es necesaria la noción de inofensividad, de desapego y de discernimiento. El SERVICIO y el AMOR hacen que el camino del sedero sea simple y claro; el último obstáculo a superar es la impaciencia pues, en el sendero, lo que cuenta no es el tiempo si no la correcta acción.
La correcta acción hace de cada uno de nosotros un miembro útil, precioso, del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Hoy, más que nunca, es necesaria la voluntad al bien; esta energía hace sentir su influencia en todos los dominios de la actividad humana: religión, ciencia, política y economía, a través de todos aquéllos quienes están convencidos de la extraordinaria oportunidad de nuestra época. Es preciso tomar el camino de las correctas relaciones para todos los hombres, todas las naciones, todos los continentes. Y, sobre todo, debemos realizar la Unidad de toda Vida. La meta la evolución consiste en nuestra cooperación consciente con el Cosmos y la comunicación con los mundos lejanos.
Para entrenarnos debemos, primero, cesar de identificarnos con el mundo material o buscar la realización de nuestros deseos personales. Debemos adquirir un nuevo sentido de las prioridades por medio de un sabio discernimiento. La disciplina que uno se impone y los esfuerzos encuentran su recompensa en un conocimiento más profundo; sólo podemos transmitir lo que hemos aprendido y experimentado por nosotros mismos. Esto nos hace humildes, pero mucho más firmes en nuestra fe. La nota clave de Wesak es: "Veo, y cuando el ojo está abierto todo se ilumina".
En la Fiesta de Wesak, cierta luz cósmica se extiende en toda la Tierra. Esta irradiación actúa durante todo un año en todos los reinos; así es que a lo largo de los siglos, la iluminación gradual de nuestro planeta se ha producido por el intermedio de la Humanidad en los reinos inferiores. Es esta aportación de luz que el Maestro Tibetano explica de la manera siguiente en Psicología Esotérica, tomo I:
"La cualidad de la luz que promueve y nutre el crecimiento, la vitalidad y la fertilidad de los reinos de la naturaleza han cambiado varias veces durante las épocas y a medida que lo han hecho ha producido las correspondientes mutaciones en el mundo fenoménico. Desde el punto de vista esotérico todas las formas de vida de nuestro planeta son afectadas por tres tipos de sustancia de la luz y en los momentos actuales un cuarto tipo hace sentir gradualmente su presencia.... La luz que comienza a fusionarse con los otros tres tipos y proviene de ese estado de materia que llamamos plano mental –luz que a su vez se refleja desde el reino del alma.... La electrificación del planeta, mediante el difundido uso de la electricidad, es una de las cosas que está inaugurando la nueva era y ayudará a que se produzca la revelación de la presencia del alma. Dentro de poco tiempo dicha intensificación llegará a ser tan grande que ayudará materialmente a rasgar el velo que separa el plano astral del plano físico.... Por una parte afectará al ojo humano y hará que la actual esporádica visión etérica sea un acervo universal. Pondrá dentro del radio de nuestro alcance la gama de los colores infrarrojo y ultravioleta y veremos lo que está oculto actualmente. Todo esto tenderá a destruir la plataforma de los materialistas y a prepara el camino; primero, para admitir el alma como una hipótesis sólida y, segundo, para demostrar su existencia.... Esta intensificación de luz continuará hasta el año 2025 de nuestra era, en que tendremos un ciclo de relativa estabilidad y constante iluminación, aunque sin mayor intensificación." (Págs. 101-102).
Estas palabras contienen un mensaje para ayudarnos a comprender las mutaciones que se producen en todos los reinos. Para muchos de nosotros provocan una gran ansiedad, pero sus causas son mucho más profundas de lo que podemos comprender. La VIDA en la que vivimos, nos movemos y tenemos el ser prosigue su evolución por medios que superan, a menudo, nuestro entendimiento; ya que somos el microcosmos en el Macrocosmos, resentimos estas transformaciones proporcionalmente. Todo cambio provoca al principio, cuando todavía no comprendemos, cierta inquietud. ¿No hemos aprendido que las transformaciones son indispensables porque provocan una afluencia de luz y de energía?
Un futuro glorioso espera a la Humanidad; los libros en los que nos inspiramos insisten en ello y es nuestro deber elevarnos por encima de los reinos de nuestro planeta a fin de que el Quinto Reino pueda llegar a nosotros. Quisiera pues, pediros que tengáis confianza en las promesas que nos han sido hechas. Jesús deploraba la falta de fe; ¿qué diría hoy a quienes miran al futuro con tanto pesimismo? Lo que nos parece amenazador tiene por causa los cambios a todos los niveles. Aprendamos a mantener nuestro rol en el drama que se desarrolla actualmente, llevando nuestra responsabilidad en la evolución global. Este es el deber del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo y de los discípulos de nuestro tiempo. Mostremos a nuestros contemporáneos angustiados la vía y los instrumentos que hemos recibido. Es un servicio que también es AMOR.
Este texto se escribió para la Luna de Tauro en 1987,
por Mariane Hurliman directora del Centro de Ginebra.
por Mariane Hurliman directora del Centro de Ginebra.
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