Principios del proceso deReencarnación
Los siguientes principios que rigen el proceso de la Reencarnación han sido
tomados de los libros del médico y psiquiatra Brian Weiss,
quien ha acumulado una gran experiencia en regresiones a vidas pasadas
en miles de pacientes mediante la hipnosis.
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Brian Weiss se graduó en la Universidad de Columbia, Nueva York, en 1966,
con todos los honores. Prosiguió sus estudios en la Escuela de Medicina de la
Universidad de Yale, donde recibió el diploma de médico en 1970. Después
de un internado en el centro médico de la Universidad de Nueva York
(Bellevue Medical Center), volvió a Yale para completar la residencia como psiquiatra.
Al terminarla, aceptó un cargo en la Universidad de Pittsburgh.
Dos años después se incorporó a la Universidad de Miami, para dirigir
el Departamento Psicofarmacológico. Allí logró renombre nacional en los campos
de la Psiquiatría Biológica y el abuso de drogas. Tras cuatro años fue ascendido
al rango de profesor asociado de Psiquiatría y designado jefe de la misma materia
en el hospital Mount Sinaí de Miami, afiliado a la universidad. Por entonces ya había
publicado 37 artículos científicos y estudios de su especialidad.
Su odisea comenzó en 1980, hace 31 años cuando conoció a Catherine,
paciente que por primera vez lo llevó a conocer vidas pasadas en sus
regresiones hipnóticas. Con ella descubrió que una persona puede
sanar al conocer eventos traumáticos ocurridos en otras vidas.
Sus libros han sido traducidos a más de 35 idiomas, abarcan la temática
de regresión hipnótica, así como el impacto en la vida actual de experiencias
acumuladas en encarnaciones anteriores. Es importante destacar su aporte
a cientos de miles de pacientes a través de estos libros, que como indican
muchos críticos: son para pensar y reflexionar sobre el sentido de la vida.
Ha realizado gran cantidad de presentaciones y conferencias a través de
los Estados Unidos y el mundo. Son notables sus trabajos para la televisión
norteamericana, entre los cuales podemos mencionar el Show de Oprah Winfrey,
el Show de Joan Rivers, el Show de Sally Jessy Raphael, el Show 20/20,
Larry King Live en CNN y el especial de Real Story en CNBC.
Actualmente realiza talleres vivenciales y entrenamientos en todo el
mundo para enseñar a la gente y a otros terapeutas profesionales las
técnicas de hipnosis y regresión a vidas pasadas, las cuales ha utilizado
a lo largo de su vida para ayudar a miles de pacientes con resultados sorprendentes.
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- Se conserva generalmente el mismo sexo de vida en vida, a lo largo de un número
inmenso de reencarnaciones. Sin embargo, cada cierto tiempo encarna en el
otro sexo para pasar por experiencias que no podría conocer de otra manera.
Por ejemplo, si siempre fuera hombre no podría pasar por la experiencia del parto.
- Cada alma determina el tiempo entre reencarnaciones. Si estás muy cansado,
entonces te tomas un descanso. Si eres sabio, tomas tiempo para digerir tu
conocimiento y planear tu siguiente vida, de la misma manera que un escritor
planea su próximo libro. Si tienes demasiadas ligas con esta realidad o si eres
demasiado impaciente o si no has aprendido lo suficiente, entonces puedes regresar
con demasiada rapidez. Siempre queda esto como decisión del individuo.
No existe la predestinación. Las respuestas se encuentran detrás de ti mismo
entonces, como están dentro de ti ahora.
- Los grupos de almas tienden a reencarnarse juntos una y otra vez, para elaborar
el karma (deudas para con otros y para con uno mismo, lecciones que hay
que aprender) a lo largo de muchas vidas.
- En el momento en que se produce el fallecimiento el alma abandona el cuerpo;
flota por encima y luego se ve atraída hacia una luz maravillosa y energética.
El alma pasaba automáticamente al más allá. El embalsamamiento, los ritos
fúnebres y cualquier otro procedimiento posterior a la muerte no tienen
nada que ver con esto:
es automático, sin preparativos necesarios, como cruzar una puerta que se abre.
- Las investigaciones con pacientes que han recordado sus muertes en
vidas anteriores indican que la experiencia del fallecimiento es prácticamente
la misma para todos.
Repasan su vida desde el amor, sin juzgar ni criticar. Sin embargo,
sienten las emociones profundamente, tanto las suyas como las de los demás, y
así aprenden a un nivel profundo. Por ejemplo, si una persona ha ayudado de todo
corazón a otra que lo necesitaba sentirá que le hace llegar su gratitud y su amor,
pero si ha hecho daño o herido a los demás, sea emocional o físicamente,
experimentará su rabia, además de su dolor.
Qué oportunidad tan maravillosa de aprender.
Más adelante, la persona y su comitiva, formada por los guías, los sabios,
los ángeles y otros seres que le han ayudado con amor a lo largo de muchos años,
preparan su próxima vida, para que pueda rectificar lo que haya hecho mal.
- Siempre estamos desarrollándonos y aprendiendo. Cuando ya no nos hace falta
reencarnarnos, cuando hemos aprendido todas nuestras lecciones y
pagado nuestras deudas, se nos da a elegir.
Podemos regresar de forma voluntaria para ayudar a la
humanidad con un servicio de amor, o quedamos en el otro lado y
ayudar desde ese estado. En ambos casos, seguimos progresando por
las dimensiones divinas.
- Existen millares de casos registrados en la bibliografía científica que confirman
la Reencarnación. Sobre todo los de niños que hablaban idiomas extranjeros
sin haberlos oído nunca, que tenían marcas de nacimiento allí donde habían recibido
antes heridas mortales. Niños que saben dónde hay objetos preciosos ocultos o
enterrados, a miles de kilómetros, décadas o siglos antes.
- Las personas que regresan, después de un período de peligro de muerte,
se separan del cuerpo y contemplan los esfuerzos que se hace por resucitarlos,
desde un punto situado por encima del cuerpo. A su debido tiempo cobran
conciencia de una luz brillante o de una relumbrante figura espiritual en la distancia;
a veces, al final de un túnel. No hay dolor. Cuando cobran conciencia de que aún no
han completado la tarea que tienen que cumplir en la Tierra, de que deben regresar
al cuerpo, inmediatamente vuelven a él y sienten otra vez dolor y otras sensaciones
físicas.
- Cuando el alma abandona el cuerpo se ve una luz maravillosa.
Otras almas salen a su encuentro, vienen a ayudar.
Son almas maravillosas, que no tienen miedo.
El ser recién desencarnado se siente muy liviano, sólo siente paz.
Empieza un tiempo de consuelo, donde el alma es reconfortada.
El alma aquí encuentra paz y se dejan todos los dolores físicos atrás.
El alma está apacible y serena. Es una sensación maravillosa como si
el Sol brillara siempre sobre uno. La luz es muy intensa y tiene muchos colores.
Todo viene de la luz. De esa luz viene la energía.
Nuestra alma va inmediatamente hacia allí. Es como una fuerza magnética que
nos atrae.
Es como una fuente de poder que sabe curar.
- Las vidas no se miden por años, sino por las lecciones aprendidas y tareas
completadas: esperanza, fe, amor, ayudar y compartir sin expectativas de
recompensa.
- Cada individuo es exactamente lo que él se ha ganado el derecho de ser.
Lo rodea aquella felicidad cuyos derechos ha adquirido en el pasado.
Se enfrenta en la actualidad con las deudas contraídas en la anterior vida y
que hoy le salen al encuentro. La infelicidad es el resultado del sufrimiento infligido
a otros en la vida anterior y que antes de nacer aceptó ahora reparar.
Si su cuerpo hoy es débil, es porque antes lo descuidó, si carece de amigos es
porque en la anterior vida no los hizo. El hombre es el resultado de su pasado y
será el fruto de su presente. Los dones y facultades actuales son el resultado de
su sincero trabajo de ayer. Quien trabaja de esclavo puede volver hecho un
príncipe, por amable respetabilidad y méritos ganados. Quien gobernó de rey puede
volver vagando por el mundo, vestido de harapos, por cosas que hizo o dejó de hacer.
Si quieres conocer el pasado, mira tu vida presente. Si quieres conocer el futuro,
mira tu vida presente.
Buddha.
- Una interrupción del embarazo o un aborto natural suele estar relacionado
con el pacto que se establece entre la madre y el alma que va a entrar en el bebé.
El cuerpo del bebé carecía de la salud suficiente para llevar a cabo su tarea en la vida
que le esperaba, o aquel no era el momento oportuno para sus objetivos, o la
situación externa había cambiado, en este caso debido a la desaparición del
padre en el momento en que los planes del bebé o de la madre necesitaban
la figura paterna. En muchos casos la misma alma, después de un aborto,
provocado o espontáneo, regresa a los mismos padres en el siguiente bebé
que procrean.
- Cuando un alma no puede nacer por decisión de los padres, nacerá en la misma
familia de los padres en circunstancias similares.
- El alma no entra en el cuerpo enseguida. Aproximadamente durante la concepción,
el alma reserva el cuerpo. Entonces, ninguna otra alma puede disponer de ese cuerpo.
El alma que ha reservado el cuerpo de un determinado bebé puede entrar y salir
de él cuando lo desee. No está confinada.
Es algo parecido a estar en coma.
Durante el embarazo, el alma se va uniendo gradualmente al cuerpo del bebé,
pero la unión no es completa hasta que se acerca el nacimiento.
Puede producirse un poco antes, durante el parto o nada más nacer.
- En la regresión a vidas pasadas se reconocen a los seres queridos así, sin más.
Al mirar a los ojos de el alma gemela se sabe quién es.
Sea en el Cielo o en la Tierra, se percibe una vibración o una energía
característica de los seres amados.
Se vislumbran la personalidad más profunda que hay en su interior,
y surge un conocimiento interno, que proviene del corazón.
Se produce una conexión. Puesto que los ojos del corazón son los primeros
que ven, las palabras no pueden transmitir por sí solas la seguridad del
reconocimiento del alma. No existe duda ni confusión.
Aunque él cuerpo sea posiblemente muy diferente del actual, el alma es la misma y
se reconoce. Este reconocimiento es completo y queda fuera de toda duda.
- Algunas veces el reconocimiento del alma puede tener lugar en la mente antes que
en el corazón. Este tipo de reconocimiento suele producirse con bebés o niños
pequeños que muestran unas peculiaridades físicas o comportamientos
muy concretos; pronuncian una palabra o una frase e instantáneamente
se reconoce en ellos a un padre, una madre o un abuelo queridos.
Pueden tener una cicatriz o marca de
nacimiento idéntica a la de nuestro ser querido, o
quizá nos cogen de la mano o nos miran
de la misma manera. El caso es que nosotros los reconocemos.
- En el cielo, un lugar que no requiere del cuerpo físico, el reconocimiento del alma
puede producirse a través de un conocimiento interior: una percepción de la energía,
la luz o la vibración específica del ser amado. Las sientes en el corazón.
Se trata de una sabiduría intuitiva y profunda, y entonces reconocemos a
nuestros seres queridos de un modo completo e inmediato. Incluso pueden
ayudamos adoptando el cuerpo que tenían en la última encarnación
que compartieron con nosotros.
Los vemos tal como se nos aparecieron en la Tierra, a menudo
con un aspecto más joven y saludable.
- Si en verdad nunca morimos, entonces no llegamos realmente a nacer.
Somos inmortales, divinos e indestructibles.
La muerte no es nada más que cambiar
de habitación atravesando el umbral
de una puerta.
- En el transcurso de nuestras existencias cambiamos de sexo, religión y raza con el
objetivo de aprender desde todas estas perspectivas. Es como si fuéramos siempre
a la escuela.
Regresamos repetidas veces para aprender determinadas lecciones o
cualidades como el amor, el perdón, la comprensión, la paciencia,
la conciencia o la no violencia.
Debemos olvidar otros sentimientos que son producto de viejas imposiciones, como
el miedo, la ira, la codicia, el odio, el orgullo o el ego. Sólo entonces obtendremos la
licenciatura y abandonaremos esta escuela. Tenemos todo el tiempo del mundo para
aprender y desaprender. Somos inmortales; somos infinitos; somos de la misma
naturaleza que Dios.
- Las almas se relacionan como los millares de hojas de un viejo árbol.
Las que penden de nuestro propio tallo están estrechamente relacionadas
con nosotros e incluso llegamos a compartir diferentes experiencias con ellas,
vivencias del alma. También nos sentimos estrechamente unidos a las hojas de
nuestras ramas. Tenemos algo en común con ellas.
Están cerca de nosotros, pero no
tanto como lo están las hojas de nuestro tallo.
De igual modo, conforme nos vamos
alejando por las ramas del árbol, nuestra relación con las otras hojas o almas sigue
existiendo pero no es tan íntima como la que tenemos con las hojas más cercanas.
Todos formamos parte de un árbol y un tronco. Podemos compartir experiencias.
Nos conocemos. Pero los que pertenecen a nuestro tallo son los más íntimos.
En este bello bosque hay muchos otros árboles.
Cada uno de ellos está conectado con
los demás a través del sistema de raíces subterráneo.
De este modo, aunque una hoja se
encuentre en un árbol muy lejano y diferente del nuestro,
seguiremos conectados a ella. Estamos conectados a todas las hojas, pero tenemos
una relación más estrecha con las de nuestro árbol,
todavía más íntima con las de nuestra
rama y un vínculo que es casi una fusión con las de nuestro tallo.
Es posible que nos
hayamos reunido en vidas pasadas con otras almas que pertenecen al mismo árbol
pero que se encuentran lejos de nosotros. Podemos haber tenido muchas relaciones
diferentes con esas almas, relaciones que quizás hayan sido muy breves. t
al vez hayamos aprendido algo nuevo, incluso de un encuentro de media hora.
Una de estas almas tal vez haya sido un mendigo que se ha cruzado en nuestro
camino y que nos ha conmovido. Con ello ha crecido nuestra capacidad de sentir
compasión por otro ser humano y hemos contribuido a que esa persona aprenda a
recibir amor y ayuda. Seguramente nunca más nos volvimos a encontrar con
el mendigo en esa vida, pero formamos parte de la misma
historia.
La duración de nuestros encuentros varía: cinco minutos, una hora, un día, un mes,
una década o más; así es como se relacionan las almas.
Las relaciones no se miden en tiempo, sino en lecciones aprendidas.
- La Reencarnación es un puente hacia un mayor conocimiento, la sabiduría y la
comprensión. Nos recuerda lo que debemos tomar y lo que debemos desechar;
por qué estamos aquí y qué instrumentos necesitamos para seguir adelante;
la increíble orientación y ayuda que recibimos a lo largo del camino, y que
nuestros seres queridos vuelven a nosotros para compartir nuestros logros y
aliviar nuestras cargas.
- No existe una relación directa entre los poderes psíquicos y el nivel de evolución
espiritual. Los poderes psíquicos y el desarrollo espiritual no están necesariamente
conectados. Los poderes psíquicos de algunas personas aumentan a medida que
evolucionan espiritualmente, conforme van adquiriendo mayor conciencia.
Esto, en vez de ser un paso esencial, es más bien una adquisición incidental.
El ego de una persona no debería envanecerse simplemente porque sus
poderes psíquicos aumenten. El objetivo es aprender algo sobre el amor y
la compasión, la bondad y la caridad, y no cómo convertirse en un
vidente famoso.
- La facilidad para un idioma en especial o la afinidad con cierta cultura pueden
ser otra clave de orígenes pasados.
Aunque algunas personas sienten afinidad con
determinada cultura, a otros le repugnan ciertas zonas del mundo.
Otros descubren claves sobre vidas pasadas a través de sensaciones de deja-vu.
- Es conveniente que reconsidere sus vicios. En caso contrario, se los llevará
consigo a otra vida.
Sólo nosotros podemos deshacemos de los malos hábitos que acumulamos
cuando estamos en un estado físico. Si elige luchar y no quitárselos de encima,
se los llevará a otra vida. Y sólo cuando decida que es lo bastante fuerte como para
solucionar los problemas externos dejará de tenerlos en su próxima vida.
- El cuerpo y la mente son las máscaras que nuestra alma lleva en el mundo físico.
La vida física es como una obra de teatro donde todo el rato hay cambios de
guión imprevistos y en el escenario reina el caos.
Cuando los actores desaparecen tras el telón, se acaba el lío.
Los actores se quitan la máscara.
Recuperan su vida e identidad permanente,
dejan de ser los personajes que encarnan de manera
temporal.
El cuerpo actual es el personaje de la obra, el alma es el actor imperecedero.
En el escenario los personajes pueden sufrir desgracias atroces, incluso la muerte.
Sin embargo los actores jamás padecen daño alguno. En el contexto de nuestra
propia inmortalidad, en la eternidad que trasciende el tiempo, todo es exactamente
como tiene que ser. Al morir nos quitamos las máscaras y descansamos en nuestro
estado natural. No hay desaparición ni olvido, simplemente nos quitamos las
máscaras, ropas y otras coberturas externas y regresamos a los reinos espirituales
donde nos renovamos y restablecemos.
Aquí nos reencontramos con los compañeros
del alma de todos los siglos y planificamos nuestra próxima vida en la Tierra.
Cuando existe el tiempo y las circunstancias propicias, nos oponemos nuevas
máscaras (con cuerpo y cerebro de bebé) y volvemos al estado físico.
Es importante recordar que somos el alma, no la máscara.
- Las vidas más difíciles suelen procurar la oportunidad de un crecimiento espiritual
acelerado. Estas vidas no suponen automáticamente un karma negativo
procedente del pasado. Quizás escogimos la vida difícil para poder hacer
más progresos.
- Vivimos en un mundo en el que la alternativa del dolor y la probabilidad del
sufrimiento sean posibilidades de experiencia siempre presentes.
Las tribulaciones son la mejor fuente de sabiduría para los mortales.
No se puede percibir la realidad espiritual si antes no se ha sentido por la experiencia.
Muchas de esas verdades solo se intuyen y comprenden en mitad de la adversidad.
Jesús de Nazaret en Caballo de Troya 3
- Creemos que esta vida es lo único que tenemos. Esa es la única forma de que el ser
humano viva la vida con intensidad. Si tuviéramos la certeza de que hay otra realidad,
otra vida, no viviríamos con el mismo interés. Estamos aquí, en el mundo, en la
materia, en la imperfección, para vivir lo que no podemos vivir en esa
otra realidad, la del universo
invisible del "no tiempo". Estamos aquí para saborear el tiempo y la limitación.
Jesús de Nazaret en Caballo de Troya 9
- Cuando terminamos con nuestras vidas aquí, en la Tierra, estamos
verdaderamente ansiosos por abandonar esta existencia.
Cuando el cuerpo ya está agotado,
realmente ya queremos deshacernos de él.
El instinto de supervivencia se satisface
perfectamente, porque el yo interior sabe a ciencia cierta que vivirá
después de la muerte.
Jane Robert en "Material de Seth"
- Cuando estás en esta dimensión en la Tierra es como si los acontecimientos
recordados fueran como piezas de muebles, todas arregladas en un salón en
determinado orden. Al vivir en el cuarto puedes encontrar tu camino entre los
diversos muebles con toda facilidad. Cuando se "muere" y se cambia de dimensión
es como si te mudaras a una habitación más grande y de tipo diferente y aquí los
muebles quizás estén distribuidos de otra manera, retirados y vueltos a colocar,
para satisfacción de tu alma. Puedes formar diferentes combinaciones con ellos y
usarlos para diferentes propósitos.
Jane Robert en "Material de Seth"
- Cuando mueres vas por los caminos que ya estuviste preparando cuando
dormías y viajabas a otras dimensiones en tus sueños. existen varios períodos
de adiestramiento
que varían de acuerdo a cada individuo.
Jane Robert en "Material de Seth"
- Cuando desencarnas, si estás muy cansado de la vida que ha terminado,
te tomas un descanso. Si eres sabio tomas tiempo para digerir tu conocimiento y
planear tu siguiente vida, de la misma manera que un escritor planea su próximo
libro.
Si tienes demasiadas ligas con esta realidad, o si eres demasiado impaciente, o si
no has aprendido lo suficiente, entonces puedes regresar con mucha rapidez.
Esto queda siempre a decisión de cada alma. No existe la predestinación.
Las respuestas están en ti mismo.
Jane Robert en "Material de Seth" Las vidas pasadas y su relación con la memoria genética
¿Proceden esos recuerdos de nuestros genes y cromosomas, del material genético
o reproductor que heredamos de nuestros padres, que a su vez lo heredaron de
los suyos, etcétera, etcétera, hasta llegar a nuestros antepasados más remotos?
Aunque es cierto que algunos recuerdos generales podrían heredarse
genéticamente,
la mayor parte de los recuerdos de vidas anteriores no tiene ese origen.
Existen varias razones en tal sentido:
1. Muchos pacientes han recordado existencias anteriores en las que morían
siendo niños o sin hijos, sin haber transferido ningún material genético.
Los recuerdos de esas vidas sin hijos son bastante detallados y vívidos.
2. La concreción de los recuerdos puede ser extraordinaria.
Un paciente puede recordar una escena de una batalla de la Edad Media y
descubrir exactamente qué soldado era de entre los 10,000 que había en el campo.
Las heridas de ese soldado concreto suelen coincidir con un mal que le aqueja en
esta vida y que por lo general empieza a resolverse tras el recuerdo de la escena.
No parece lógico esperar tal grado de concreción de recuerdos genéticos.
Ni siquiera los conceptos de inconsciente colectivo o de memoria racial pueden
explicar los recuerdos extraordinariamente detallados que suelen aportar
los pacientes.
Los recuerdos evocados no son de arquetipos o categorías amplias,
sino de los detalles más nimios, a menudo acompañados de fuertes
sentimientos o emociones.
3. Muchos recuerdos ocurren fuera del cuerpo físico, y allí no hay material genético.
En muchos casos parte del recuerdo sucede tras la muerte física, cuando la persona
flotaba encima de su cuerpo y observaba la escena que tenía debajo.
Puede contemplar el cuerpo que acababa de abandonar, su estado y sus heridas,
así como todo el campo de batalla y lo que seguía sucediendo mientras la lucha
progresaba y llegaba a su fin. Durante esos momentos en que estuvo por
encima de su cuerpo también tuvo emociones y pensamientos.
Tomado del libro: La Biología de la Creencia
de Bruce Lipton
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Imagina que el cuerpo humano es un aparato de televisión.
Tú eres la imagen que aparece en la pantalla.
Tu identidad es una emisión ambiental que se recibe mediante una antena.
Un día, enciendes la televisión y el tubo del televisor se estropea.
Tu primera reacción sería: "¡Vaya, la televisión se ha averiado!".
Pero, ¿acaso la emisión se interrumpe cuando se estropea el aparato de televisión?
Para responder a esa pregunta, compra otra televisión, instálala, enciéndela y
sintoniza la emisora que estabas viendo antes de que el tubo se estropeara.
Esto demostrará que la emisión aún está en el aire, aún cuando tu primera televisión
"muriera". La muerte de la televisión como receptor no mató en absoluto
la identidad de la emisión que procede del entorno.
En esta analogía, la televisión física es el equivalente a la célula.
La antena del televisor, que se encarga de recibir la señal, representa
nuestro grupo de receptores de identidad y la señal de la
emisión, una señal del entorno.
Debido a nuestra obsesión con el mundo material newtoniano,
podríamos asumir en un principio que las proteínas receptoras de la célula
son el "yo".
Eso sería igual que creer que la antena de la televisión es la que emite la señal. L
os receptores celulares no son la fuente de nuestra identidad, sino el vehículo a
través del cual el "yo" se descarga del entorno.
Cuando comprendí por fin esta relación, me di cuenta de que mi identidad,
mi "yo", existe en el entorno tanto si mi cuerpo está presente como si no.
Aligual que en la analogía con la televisión, si mi cuerpo muere y en
el futuro un nuevo individuo (un nuevo aparato de televisión)
nace con el mismo grupo de
receptores de identidad, ese nuevo individuo sintonizará con mi "yo".
Estaré una vez más presente en el mundo. Cuando mi cuerpo físico muera,
la emisión continuará. Mi identidad es un sello complejo contenido en la vasta
información que forma en su conjunto el entorno.
La prueba que sustenta mi creencia de que la emisión de un individuo sigue presente
tras su muerte viene de los pacientes de trasplante que afirman que, junto
con sus nuevos
órganos, también perciben cambios conductuales y psicológicos.
Una mujer consciente de los problemas de salud, la conservadora de Nueva
Inglaterra Claire Sylvia, se quedó atónita cuando comenzaron a gustarle
la cerveza, los nuggets de
pollo y las motocicletas después de su trasplante de corazón.
Sylvia habló con la familia del donante y descubrió que había recibido el corazón de
un entusiasta de las motos de dieciocho años a quien le encantaban los nuggets y
la cerveza. En su libro titulado: "Baile de corazones",
Sylvia resume su transformación personal y las experiencias similares de otros
pacientes de su grupo de apoyo de trasplantes (Sylvia y Novak, 1997).
Paul P. Pearsall cuenta también un buen número de historias parecidas en su libro:
"El código del corazón" (Pearsall, 1998). La precisión de los recuerdos que
acompañan a estos trasplantes va más allá de la casualidad o
de la coincidencia.
Una niña comenzó a tener pesadillas sobre un asesinato después de su trasplante
cardíaco. Tenía unos sueños tan vívidos que sirvieron para capturar al asesino que
había matado a su donante.
Las células y los órganos trasplantados son un ejemplo no sólo de inmortalidad,
sino también de Reencarnación. Imagina que es posible que en el futuro
un embrión tenga
el mismo grupo de receptores de identidad que yo tengo ahora.
Ese embrión se convertirá en mi "yo". Mi identidad regresará, pero
utilizará un cuerpo diferente.
El sexismo y el racismo se vuelven absurdos a la vez que inmorales cuando
uno se da cuenta de que sus receptores de identidad pueden acabar en una
persona blanca, negra o asiática, ya sea hombre o mujer.
Puesto que el entorno representa "todo lo que existe" (Dios) y
nuestros autoceptores
no son más que antenas que se sintonizan con un pequeño ancho de banda de
entre todo el espectro posible, todos nosotros no representamos más que una
pequeña parte del todo... una pequeña parte de Dios.
Tú y yo somos como los vehículos exploradores, que reciben información de un
controlador ambiental, el espíritu. A lo largo de nuestras vidas, las experiencias de
nuestro mundo le son transmitidas a ese controlador, nuestro espíritu.
Así pues, el modo en que vivas tu vida también influye en el carácter de tu "yo".
Esta interacción se corresponde con el concepto del karma. Una vez que lo
entendemos, debemos poner cuidado en cómo vivimos la vida en este planeta,
ya que las consecuencias de nuestros actos duran más que nuestros cuerpos.
Lo que hacemos a lo largo de nuestra vida puede volver para torturamos o a
una futura versión de nosotros mismos. Al final, estas nociones celulares
sirven para realzar la sabiduría de los maestros espirituales que han
aparecido a lo largo de la historia. Todos nosotros somos espíritus
en un cuerpo material.
Fuente: https://www.pasadofuturo.com
Un Mil Bendiciones y Una Más
Sol Monasterio
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lunes, 25 de julio de 2016
Principios del proceso de Reencarnación
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