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viernes, 22 de julio de 2016

3 FORMAS DE EVITAR ABSORBER LA ENERGÍA NEGATIVA DE OTRAS PERSONAS

3 FORMAS DE EVITAR ABSORBER LA ENERGÍA NEGATIVA DE OTRAS PERSONAS

 

 

LA INTERACCIÓN SOCIAL (Y EL INTERCAMBIO ENERGÉTICO QUE CONLLEVA) ES UN FACTOR DETERMINANTE EN NUESTRO BIENESTAR; POR ESO HAY QUE PRACTICARLA CON INTELIGENCIA
Nuestra vida se podría resumir, desde cierta perspectiva, en un efervescente intercambio de energía con lo que nos rodea. Esta misma premisa aplica a nuestra vida social, sólo que en ese plano nuestro entorno se acota a las personas con las que interactuamos a lo largo del camino, ya sean amigos, desconocidos, colegas, incluso gente con la que tratamos con el simple hecho de pensarla o recordarla, sin necesidad de un contacto físico.
En esta danza interactiva es fácil que quedemos impresos con la energía de esos indificuos, lo cual en sí es una dinámica fascinante pero que también, cuando se trata de energía negativa o de bajas frecuencias, resulta nocivo, incluso tóxico.
Sin sugerir un estado paranóico ni mucho menos, en cambio queremos recalcar la importancia de una higiene metafísica. Es decir, hacer conciencia sobre todos los factores intangibles que tienen una influencia puntual en nuestra salud, nuestros estados de ánimo y, en general, sobre nuestra calidad de vida. Por eso aquí te compartimos tres sencillos recursos para evitar absorber la energía negativa de otros (o perder la tuya) mientras navegas ese añejo arte de las relaciones humanas:
1) Selectividad
Aunque parezca obvia esta sugerencia, la realidad es que mucha gente no la practica. Es fácil: si socialmente te mueves en un pantano o una especie de campo minado energético, será difícil que logres navegarlo sin absorber una buena cantidad de bajas frecuencias (pesimismo, envidia, etc). Por eso lo primero es elegir intuitivamente a las personas de las cuales decides rodearte (habrá individuos de bajas frecuencias con los que tendrás que tratar inevitablemente a lo largo de la vida, pero si además voluntariamente te rodeas de este perfil, entonces la tarea será demasiado difícil).

2) Responsabilidad
Apende a observar cómo te sientes frente a determinadas personas, qué emociones te despiertan o qué estados de ánimo favorecen en ti. A fin de cuentas el resultado de tu interacción social tiene que ver no sólo con tus elecciones sino también con la forma en la que te paras frente a cierta gente (esto en el caso de tratar por obligación con individuos de baja frecuencia). Esto es, la responsabilidad no sólo aplica respecto al punto anterior sino igualmente sobre cuánto poder le das a las personas con las que tratas, en particular con aquellas de dudosa energía.

3) Soledad
Es muy probable que hayas notado que cuando estás solo ocurre algo que bien podríamos llamar regeneración. Los momentos de soledad son fundamentales para digerir, mental y metafísicamente, el intercambio que sostenemos cuando estamos con otros. De hecho, recién se publicó un estudio que advierte que la interacción social, no importa si es voluntaria y disfrutada, conlleva siempre un desgaste para el individuo. Así que si aprovechas tus momentos a solas seguramente estarás más sólido cuando te toque interactuar con gente que, en caso de encontrarte vulnerable, te drenará la energía.
EL CONTACTO HUMANO NOS DA FELICIDAD PERO TAMBIÉN NOS DEBILITA; EN CAMBIO, LA SOLEDAD TIENE BONDADES REGENERATIVAS
Aunque existen personas que casi permanentemente buscan el contacto humano y socializar con otras personas, mientras que hay quienes más bien rehuyen a estos contextos y prefieren la soledad, al parecer cuando se trata del desgaste que conlleva estar en contacto con los demás, ello aplica para unos y otros. Un estudio reciente realizado en Finlandia y que fue publicado en el Journal of Personality, sugiere que sin importar cuánto te guste el contacto humano, eventualmente éste te reportará un desgaste significativo.
La investigación tuvo como premisa encontrar una relación entre los estados de ánimo y las conductas del ser humano a partir de monitorear a los participantes. Recordemos que hay cinco grandes rasgos en la personalidad de todo individuo: apertura a la axperiencia, responsabilidad, extroversión, amabilidad y estabilidad emocional. Según la líder de la investigación, Sointu Leikas: “Encontramos que, tal como se ha dicho antes, las personas tienden a ser más alegres cuando se comportan de manera extrovertida. Pero, después de 3 horas, si las personas se han comportado extrovertidamente, denotan un mayor cansancio”.
Este cansancio registrado por unos, aquellos que practicaron la extroversión, no se detectó en los demás. Curiosamente la soledad se asocia también, al menos instintivamente, con un sentido de regeneración; es en esos momentos en los que alguien de algún modo se agrupa en torno de sí mismo, digiere experiencias y retoma energías. El problema es que la socialización muchas veces conlleva un cierto rasgo adictivo o una tendencia a necesitar del trato con otras personas para eludir un cierto vacío. Y si una persona aparentemente alegre y siempre extrovertida no se toma esos espacios, entonces posiblemente hace germinar fisuras importantes en su personalidad que, a la larga, traerán importantes facturas.

Fuente:   http://cerexpro.com/

Un Mil Bendiciones y Una Más
Sol Monasetrio

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