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domingo, 19 de octubre de 2014

Eduardo Mimbela: “El Universo te responde de acuerdo a la concepción que tengas de él”

Eduardo Mimbela: “El Universo te responde de acuerdo a la concepción que tengas de él”




eduardo mimbela 72px 1024 300x200 Eduardo Mimbela: “El Universo te responde de acuerdo a la concepción que tengas de él”A Eduardo Mimbela le impresionó bastante darse cuenta que en la fotografía era él quien estaba retratado dos veces. Claro, él sabía lo que yo estaba haciendo con mi proyecto, pero el primer impacto con la imagen es bien revelador para todos los retratados. Es uno de mis momentos favoritos. Segundos que pagan todo el esfuerzo para mí.
De inmediato me compartió algo que reflexionaba como astrólogo y que considero importante para profundizar en el estudio del doble energético. Me dijo: “En astrología hay dos fenómenos muy interesantes que percibo con sorpresa en lo que estoy viendo. Existe el signo astrológico, que es como eres por dentro. Tiene que ver con el yo y con la fecha de nacimiento. Por otro lado existe el ascendente, que es la forma en cómo ese yo se proyecta, y tiene que ver con la hora de nacimiento.”
“Cuando vi la fotografía”, continuó Mimbela, “y detallé que realmente era yo en ambos lugares pasó algo muy extraño y entendí esto. Yo soy Geminis con ascendente en Leo y en el primero que estoy sosteniendo el cuadro se ve algo geminiano, reflexivo y profundo; mientras en el otro aparezco arrogante, se puede decir. Allí veo mi aspecto en Leo. Esto es muy interesante.
De alguna forma, esa doble naturaleza energética presente en todo ser humano y que la astrología estudia a través de la carta astral, también está presente en los Seres Dobles.
El mismo año en que Eduardo Mimbela comenzó su carrera de biología en la Universidad Nacional de Trujillo, Perú, conoció a un gurú que se hizo su maestro. Su camino lo fue realizando en los libros y a través del visor del microscopio, estudiando la vida orgánica, y al mismo tiempo conociendo y aprendiendo de muchos maestros, hindúes, árabes, chamanes que seguían el ritual primitivo de la tierra, peruanos, colombianos, europeos, etc.
“Uní la vida lógica, científica, concreta con la parte del alma del ser humano y de las cosas. A través de la biología comprendí el mecanismo de la vida y a través de la espiritualidad entendí que cada ser vivo, incluyendo al hombre, tiene una parte de Dios que se manifiesta de diferentes formas.” Para Mimbela no fue fácil integrar todo, sobre todo en aquellos que le rodeaban. Hablar de esas cosas hace 30 años era una herejía. “Era una locura decir que toda manifestación de la vida tiene un principio espiritual. Que desde un virus hasta el hombre tiene una parte de Dios.”
“Hoy el hombre ha evolucionado, su mentalidad, su comprensión, y estamos entrando en otra etapa de la concepción de la vida en general ¿Por qué? Porque el concepto de Dios y de la naturaleza depende de la concepción que tengas del Universo. La percepción de la naturaleza en todas sus formas vitales tiene que ver con la concepción que el hombre tenga del Universo”, dijo.
“¿Y eso no varía de persona a persona?” le pregunté
“¡Claro! Te voy a explicar. Vamos a ir hacia los griegos. Para ellos cada cuerpo celeste del Universo era un Dios y se manifestaba como tal. Se acercaban a ellos a pedirle protección. Y el Universo mágicamente le respondía de acuerdo con esa concepción.”
“Seguimos avanzando en la evolución y encontramos a San Francisco de Asís. Para él, las estrellas, el sol, la luna, eran sus hermanos. Dialogaba con sus hermanos y ellos le transmitían la sabiduría para comprender el Universo, la naturaleza, la misión del hombre. El Universo, la totalidad, le responde de acuerdo a esa concepción.”
“Luego, hacia el medioevo, dijeron: ¡No, no, no, no! ¡Qué dioses ni hermanos nada! ¡Son masas! ¡Materia! Y comenzaron a investigar las leyes que regían esa materia: la gravedad, las leyes de Newton. Lo que existe es lo que se puede pesar, investigar, tocar, oler, y la concepción del Universo y de la vida fue esa ¿Y qué era el hombre? Una masa de órganos, tejidos y células. Punto. Todo era dominio de la materia,” aseveraba Mimbela. “Cualquier cosa que no estuviera en función de ese fenómeno era herejía. La ciencia no lo aceptaba ¿Puedes pesar eso? ¿Puedes medir eso? ¿No? Entonces no existe. Déjalo para la religión.”
“El hombre se encontró con diversas realidades. Si estaba enfermo se iba al médico. Si tenía una dolencia que no se veía o algo de tipo existencial, para el cura. Más tarde, aparecieron los psicólogos, y allí fueron los que tenían problemas depresivos. Pero siendo así, también el Universo respondió en base a esas realidades y concepciones.”
“Desde Einstein para acá, cambiaron las cosas. Él decía que todo era relativo, que realmente al final todo es energía. Entonces nació otra concepción ¿Qué es el hombre? Energía ¿Cómo se relaciona un hombre con el otro? A través de la energía. Y el Universo te responde en relación a ese paradigma con energía”, dejaba ver Mimbela.
Y ahora estamos aquí, en que todo es energía. Dios ya no es el viejito de barba blanca, ahora es energía. Y resulta que esa energía está dentro de nosotros, así que Dios está dentro de nosotros. El Universo está dentro de nosotros. Hemos entrado a otra concepción del Universo donde ya no somos personas observando el fenómeno si no que lo estamos viviendo. Estamos viviendo tiempos muy interesantes.”
“¡Cambia la concepción hasta de la espiritualidad!”, decía entusiasmado mi amigo astrólogo. “En estos tiempos se hace importante lo que me enseñaron a mi desde los tiempos de mi carrera de biología: Integrar.”
La biología te enseña la forma. Ese árbol es anual o bianual, sus hojas tienen esta forma, su fertilización es así, sus frutos son de esta naturaleza, necesita esta temperatura y allí terminaba la biología. Pero ese árbol debe tener una función porque en la naturaleza todo tiene una función. Antes era especulación, pero hoy sabemos que ese árbol tiene su energía, su campo magnético, lo que implica que tiene un alma específica. No sabemos su función, pero la debe tener porque en la naturaleza nada está de adorno. Y así como ese árbol y ese otro tienen funciones específicas, el hombre, cada ser humano, tiene una función específica, una misión específica”, concluía Eduardo Mimbela.
“Allí es cuando la astrología se convierte en un elemento muy importante del desarrollo humano ¿Qué condiciones te da la naturaleza? ¿Qué condiciones te da el Universo? ¿Qué facultades tienes? ¿Cuál es tu potencial? ¿Qué alternativas tienes para desarrollar ese potencial que Dios te ha dado?”




Un Mil Bendiciones y Una Más
Sol Monasterio

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