El Alma y la Muerte.
Sucede, pues, que el alma decide que es el momento de abandonar el cuerpo.
El cuerpo y la mente - siempre criados del alma - lo saben, y se inicia el proceso de liberación.
Pero la mente (el yo) no quiere aceptarlo. Después de todo, supone el fin de su existencia.
Entonces, ordena al cuerpo que resista frente a la muerte, lo que éste hace con mucho gusto, pues tampoco quiere morir.
El cuerpo y la mente (el yo) reciben un gran estímulo y grandes elogios por ello del mundo exterior, el mundo de su creación. Así, la estrategia se confirma.
Ahora bien, en este momento todo depende de hasta qué punto el alma quiere salir. Si no tiene una gran urgencia, puede decir: “Está bien, tú ganas. Me quedaré un poco más contigo”. Pero si el alma tiene muy claro que permanecer junto al cuerpo no sirve a sus más altos propósitos - que no hay ninguna manera de que pueda seguir evolucionando a través de su cuerpo -, entonces lo abandonará, y nada podrá detenerla, ni nada debe intentarlo.
El alma tiene muy claro que su objetivo es evolucionar. Ese es su único y propio objetivo. No le preocupan los éxitos del cuerpo o el desarrollo de la mente. No tienen sentido para el alma.
El alma tiene claro también que abandonar el cuerpo no supone ninguna tragedia. En muchos casos, la tragedia está en permanecer en el cuerpo. Así pues, has de entender que el alma ve la cuestión de su muerte como algo diferente. Por supuesto, también ve la “cuestión de la vida” de modo distinto; y ese es el origen de gran parte de la frustración y ansiedad que uno siente durante su vida. La frustración y la ansiedad provienen de no escuchar a la propia alma.
Sin comentarios.
Enviado por: Elio Verde
Un Mil Bendiciones y Una Más
Sol Monasterio
Un Mil Bendiciones y Una Más
Sol Monasterio
Muy poco escuchamos a nuestra propia Alma, no tenemos conocimientos suficientes de los componentes del Ser. Nos apegamos a nuestra Vida desde el nacimiento y pensamos que no existe otra, más allá...
ResponderEliminar