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domingo, 1 de diciembre de 2013

MITOS SOBRE LA EDAD

MITOS SOBRE LA EDAD 

 

 

Existen multitud de mitos y tópicos sobre casi todas las edades. Algunos se presentan en refranes o dichos, frases hechas y manidas que alguien se encarga invariablemente de recordarnos en cada uno de los cumpleaños.
1. Buscar los mitos 
2. A los cincuenta se empieza a envejecer  
3. De mayor no se disfruta igual que de joven 
4. Los mayores dejan de ser atractivos 
5. Los mayores son anticuados y pasados de moda 

 
  1. Buscar los mitos


Los mitos y creencias son, muchas veces, inevitables. El problema es que dejan traslucir un pensamiento, y un comportamiento individual y social, que puede causar problemas a muchas personas. Y eso que, como buenos tópicos, se alejan en muchos casos de la verdad.
Algunos mitos son muy evidentes. Otros, más peligrosos, acechan ocultos en cada esquina del pensamiento, en el comportamiento, en la actitud de quienes nos rodean, incluso de los más queridos. Incluso pueden encontrarse -y, lo que es más grave, condicionar- en nuestra propia forma de pensar.
Analizaremos a continuación algunos de ellos.

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  2. A los cincuenta se empieza a envejecer

50 años. Uno de los mitos dice que a los 50 empieza la vejez. (Puleva Salud)

 Uno de los mitos más enraizados es la aseveración, tantas veces oída, de que a los cincuenta años (o a los sesenta) empieza la vejez. Si no la vejez, al menos el declive físico y mental.
Esta afirmación viene generalmente acompañada de cierto tono de pena o de resignación y está basada en la falsa creencia de que la vejez es algo terrible.
Pero esta visión de la vejez, habitual en nuestra sociedad moderna y occidental, no es, afortunadamente, constante ni universal. Curiosamente, las sociedades que más frecuentemente respetan la ancianidad son las sociedades primitivas o con un escaso número de ancianos.
Si se tiene una visión de la vejez está cercana a ésta, no vendrá mal hablar con personas ancianas que han vivido la vida con éxito. En este sentido, es recomendable una lectura de don Santiago Ramón y Cajal, en la que relata su forma de ver la vida desde los 80 años de edad, para encontrar un punto de vista inteligente y diferente.

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  3. De mayor no se disfruta igual que de joven


Otro tópico muy común es que a esta edad ya no se puede disfrutar como antes. Las salidas nocturnas, el baile, el sexo o lo que se considera socialmente "divertido" pueden empezar a verse limitados. Esto también es falso.
La aceptación de este hecho tiene varias consecuencias. Por un lado, se establece que existe una forma social determinada de divertirse y disfrutar, y que ésta es la única aceptable, y la única que produce diversión real.
Si reflexionamos un poco no podremos negar que los mayores son capaces de disfrutar mucho más con muchas más cosas que los jóvenes, aunque a estos les parezcan menores. Los que se niegan a aceptar que existe una forma estándar de pasarlo bien, pueden llegar a gozar mucho más profundamente de cosas quizás menos aparentes, pero de mayor valor como la amistad o el amor de una persona, la familia etc.
Pero el hecho de que se hayan ampliado por un lado las posibilidades de disfrutar tampoco nos obliga a abandonar las diversiones habituales. Podemos irnos de viaje con los amigos, salir de copas o de excursión.

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  4. Los mayores dejan de ser atractivos


Otro tópico, desgraciadamente muy difundido, es que las personas que se acercan a esta etapa, especialmente las mujeres, empiezan a perder atractivo físico. Además, tiene su peligrosa contrapartida en el otro tópico que afirma que los hombres maduros lo ganan.
Sin duda, una parte de este prejuicio tiene que ver con el ideal social de belleza, que aparece en todas las conversaciones, en la forma de vestir, en los anuncios, en la televisión.
Si una persona mayor se quiere comparar con esos jóvenes "bellos y famosos", o con uno mismo de joven; si ése es su ideal de belleza, entonces es posible que tenga razón, y que haya perdido mucho atractivo. Pero este punto de vista resulta muy discutible.
Lo mismo que varía con las circunstancias, y con el gusto de cada persona, la belleza varía con la edad, y cada edad tiene su encanto. Probablemente la edad ideal, de mayor belleza, varía en cada persona. Por tanto, aceptar sin discusión la pérdida de atractivo es aceptar algo discutible, que va en perjuicio de las personas mayores.
Muchas veces, la aceptación de este tópico sólo traduce una negación o rechazo de los cambios corporales que se producen con el paso de los años. En este caso, los esfuerzos se dirigen a disimular los "fallos" detectados, aquello que se va alejando de lo que creemos ideal.
En contraste, las personas que aceptan estos cambios físicos naturales y los incorporan a su forma de vestirse y de arreglarse, llegan a ofrecer un tipo de belleza distinto, que proviene del equilibrio interior, de la comodidad con la propia forma de ser.
En conclusión, todos los esfuerzos que una persona mayor haga por mejorar la aceptación de la forma de evolucionar su propio cuerpo aumentarán más su belleza que la más cara de las cirugías estéticas.

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  5. Los mayores son anticuados y pasados de moda


Se dice también que las personas de esta edad empiezan a tener ideas "anticuadas", a estar "pasados de moda", a ser conservadores. Este tópico sí refleja en parte un hecho real, pero lo hace desde el punto de vista más perjudicial para el mayor.
La mayor parte de las personas, incluso muchas que lo niegan, basan su pensamiento y su actuación en la consideración de unos valores o ideas por encima de otros. Y es un hecho bastante normal que cuando uno se hace mayor empieza a percibir que su propia escala de valores está dejando de coincidir con la de las personas más jóvenes.
Al principio uno se resiste a aceptar que su forma de pensar empieza a dejar de ser lo "moderno", lo innovador o lo joven. Pero llega un momento en que tiene que afrontarlo y dejará de sufrir por expresar una opinión diferente.
Quizás la actitud más equilibrada, en estas circunstancias, consista en analizar y comprender la propia forma de pensar, buscando qué valores aprecia uno en realidad. E intentar también comprender la escala de valores de las personas más jóvenes.
Puede comparar las escalas de valores sin tener prejuicios morales sobre la bondad o maldad de cada valor. Simplemente pueden ser diferentes.

Dra. Dª. Marina Carpena
Licenciada en Medicina y Cirugía
Puleva Salud


Cortesía de  María Angelica Sassone



Un Mil bendiciones y Una Más
Sol Monasterio

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